Subí hasta el cielo

Subí hasta el cielo aquella noche, sentí el desmero de una vida sin amor, sentí como la luna posada cada noche en mi ventana me sonreía, y yo, yo era el gato que se había enamorado de la inalcanzable luna. 

Subí hasta el cielo aquella noche, sentí como la lluvia empapaba mi cara y como podía sentir cada gota, inundándome de su presencia, desbordando el rostro que me atrajo esa noche, y yo, yo era el desierto y ella la lluvia en una noche de otoño

Subí hasta el cielo aquella noche, sentí como fue tomar su mano en medio del frío, como fue su maravilla calidez en la palma de la mía, como el tacto desnudo a través de un guante podía abrigar a mi congelado corazón, como el  fuego de su alma quemaba mis miedos, y yo, yo era la hoja de papel y ella el incendio que empezaba a quemarme.

Subí hasta el cielo aquella noche, sentí como sus labios besaban mi frío corazón, como la magia se hacía realidad delante de mis ojos, como el viento podía susurrarme su nombre en toda claridad, como desde ese día sería el divino tesoro del que aguardaría por la eternidad, y yo, yo era el sediento y ella la botella de la cual quise saciar esta eterna sed

Subí hasta el cielo aquella noche, sentí como sus lágrimas podían convertirme en héroe, como sus dulces y delicados ojos podían mirarme en complicidad, como sonreían a través de esas dulces pestañas, como el viajar hasta aquellas miradas se hacían tan lejanas, como la distancia se acortaba cuando me sonreía con su tierna mirada, y yo, yo era vigía del barco y ella la isla a la lejanía donde arribar en algún instante

Subí hasta el cielo aquella noche, sentí sus manos acaríciandome otra vez, quizás lo imaginé, quizás fue uno de los sueños, ella era la magia y yo, yo un simple poeta