El protagonista
En las películas de tu memoria, en los momentos donde debía verme reflejado, ya no estoy. En los silencios que sucedieron, en los finales felices —y un poco amargos—, ya no aparezco. Porque fui honesto conmigo mismo. Porque fui gentil con lo que sentía. Porque para estar bien contigo, primero tenía que estar bien conmigo. Y en este paisaje donde el sol brilla a media mañana, ya no estamos los dos. En esos viejos VHS, en esas cintas polvorientas, he cortado mi participación.
En las películas de tu corazón, en las emociones que alguna vez sentiste por mí, ya no estoy. En las rabias que se encendieron, en las sonrisas que se gastaron, en las lágrimas que cayeron, ya no estoy. Porque fui cruel conmigo. Porque no supe escuchar lo que tú más necesitabas. Porque exigí más de lo que yo mismo podía dar. Y en las dudas que el destino dibujó con su pincel, tampoco estamos los dos. En esas viejas proyecciones, he renunciado al papel principal.
En las películas por venir, en las nuevas sinopsis de tu vida, en los tráilers que anuncian otros personajes, no estaré yo. En los nuevos pósters, tú serás la protagonista. Porque yo también tengo mis películas, mis escenas, mis finales. Porque no hay film donde los dos compartamos pantalla sin rompernos. Porque ahora tu historia te pertenece, y la mía también. Y en las nuevas secuelas que se estrenan en nuestras vidas, los personajes ya cansados han tomado trenes distintos, cada uno rumbo a su propio destino. He recortado tu imagen de mi pensamiento.
Ya no hay directores, ni actrices, ni productores. Solo quedan los escritores. Solo quedamos nosotros, con el libre pensamiento de hacer de este guión algo digno de contar. No hay libretos correctos, no hay nada más que decir. Ninguna película es perfecta. Pero esta vez —y para siempre—, el protagonista soy yo.
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