Mi pretérito imperfecto
Solías ser mi eterna luz que encandecía mis mañanas, la criatura que con sus ojos alumbraba el corredor de mi soledad, la que desbordaba la pasión de mis aposentos, la que siempre venía pero nunca se quedaba a pasar la noche.
Solías ser a quien más quería, a quien pude responder con caricias, mimos y sonrisas en la oscuridad, a la que muchos querían haber amado y a solo a uno pudo por su egolatría; solía ser perfectamente imperfecta, pero perfecta para mi.
Solías ser la musa que inspiraba mil poemas, a la que las rimas le rendían homenaje y las tildes se inclinaban al oír su nombre, a la que por solo aparecer su rostro entre mis sueños, hacia que me arrancara el corazón del pecho y lo usara de tintero para escribirle solo a ella con la pluma de mi alma
Solías ser un ángel protector y también el demonio destructor de mis días tristes, de mi agonía eterna, de mi efluente soledad, me convertías en el mendigo de tus besos y el hombre millonario cuando lo obtenía, el cual única fortuna, era ser digno de solo poder estar entrelazo entre tus brazos, recostado en tu regazo y completamente hundido en tu mirada.
Solías ser tanto, solías ser... Hoy sueles ser mi pretérito imperfecto

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